Introducción
Cuando hablamos de cannabinoides, casi todos piensan en THC o CBD. Pero el cannabis contiene muchos otros compuestos bioactivos con propiedades específicas y poco exploradas. Uno de los más interesantes es el THCV (tetrahidrocannabivarina), apodado por algunos como “el cannabinoide flaco” por su posible efecto supresor del apetito y regulador del azúcar en sangre.
Este artículo explora lo que sabemos hasta ahora sobre el THCV, sus posibles aplicaciones en diabetes tipo 2, control de peso y salud metabólica, y cómo podría integrarse en una estrategia terapéutica con respaldo clínico.
Es un fitocannabinoide no psicoactivo (en dosis bajas), similar en estructura al THC, pero con efectos muy distintos.
En dosis bajas suprime el apetito, y en dosis altas puede tener efectos ligeramente psicoactivos pero más estimulantes que sedantes.
Se encuentra en variedades específicas de cannabis africanas como Durban Poison, y en algunas cepas híbridas desarrolladas con fines terapéuticos.
Bloquea parcialmente los receptores CB1, que son los responsables del “munchies” o aumento de apetito asociado al THC.
Modula los receptores CB2 implicados en procesos inflamatorios y metabólicos.
Estimula el metabolismo energético y la utilización de glucosa en músculo y grasa (Wargent et al., 2013).
Mejora la sensibilidad a la insulina sin causar hipoglucemia.
👉 A diferencia del THC, el THCV no genera hambre ni sedación, sino ligera activación y claridad mental.
Ayuda a reducir la compulsión alimentaria o el “picoteo ansioso”.
Ideal para pacientes con sobrepeso, síndrome metabólico o trastornos alimentarios leves.
✅ Control glucémico
Mejora la respuesta a la insulina en pacientes con prediabetes o diabetes tipo 2.
Reduce la acumulación de grasa abdominal en estudios preclínicos.
✅ Estimulación sin ansiedad
Promueve energía sin causar taquicardia ni paranoia.
Útil en personas que desean mantenerse activas sin perder enfoque.
Wargent et al. (2013): en modelos animales, el THCV redujo peso corporal, mejoró perfil lipídico y aumentó tolerancia a la glucosa.
Jadoon et al. (2016): ensayo en humanos con THCV oral mostró mejoras en control glucémico y respuesta insulínica en pacientes con diabetes tipo 2.
Morgan et al. (2010): dosis bajas de THCV disminuyeron apetito sin producir euforia.
Algunas variedades ricas en THCV: Durban Poison, Doug’s Varin, Power Plant
También presente en extractos especializados o tinturas formuladas con quimiotipos africanos
Algunos productos de espectro completo incluyen trazas, pero se requiere formulación específica para efectos terapéuticos
Tintura sublingual con THCV aislado (1–5 mg)
Cápsulas combinadas con CBD para control metabólico
Formulaciones diurnas con limoneno o pineno como terpenos energizantes
Uso preprandial (antes de comidas) para reducir ingesta calórica
No usar en personas con bajo peso o trastornos alimentarios restrictivos.
No sustituye medicamentos para diabetes: debe usarse como complemento supervisado.
Dosis elevadas pueden generar efectos psicoactivos leves (estimulación, alerta).
No es recomendable para uso nocturno si se busca descanso.
📚 Bibliografía
Wargent ET et al. (2013). The cannabinoid Δ9-THCV has anti-obesity effects in mice. Br J Pharmacol.
Jadoon KA et al. (2016). Efficacy of cannabidiol and THCV on glycemic control in diabetes. Diabetes Care.
Morgan CJ et al. (2010). Cannabinoid modulation of appetite and metabolism: THCV as a novel tool.